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“¡Voto a bríos!”: el Guerrero del Antifaz vuelve a empuñar la espada con la publicación de sus aventuras

“¡Voto a bríos!”: el Guerrero del Antifaz vuelve a empuñar la espada con la publicación de sus aventuras

“¡Fuera tu hierro!”, bramaba el Guerrero del Antifaz cuando chocaba su espada con la de un enemigo. Este héroe de tebeo, siempre dispuesto a luchar contra el malvado de turno, vio publicado su primer número hace 80 años, el 24 de octubre de 1944, nacido de la imaginación de Manuel Gago García (1925-1980). Ahora vuelve a mostrar sus músculos y a ocultar su identidad en las librerías. La editorial Dolmen ha cogido el testigo del personaje —cuyo autor se inspiró, entre otros, en Flash Gordon—, con la recuperación de sus 13 primeras entregas en un volumen en blanco y negro y formato apaisado, como el original. Además, está publicando volúmenes que seleccionan sus últimas aventuras, las de 1979 y 1980. El próximo sale precisamente el jueves 29 de mayo. “Está dirigido a antiguos fans, a coleccionistas e hijos o nietos de quienes les contaban estas historias”, dice por teléfono el guionista de tebeos y articulista Eduardo de Salazar.

Gago, el creador del Guerrero, fue un niño aficionado a la lectura y a dibujar, el mayor de cinco hermanos, que había tenido que dejar los estudios para ponerse a trabajar con solo 14 años porque su padre, capitán del Ejército de la República, estuvo tres años encarcelado por el franquismo tras la Guerra Civil. Con la familia en Albacete, procedente de Madrid, en 1942 le publicaron su primera historieta, pero poco después enfermó de tuberculosis. Sus hermanos le llevaron un tablero al sanatorio y desde allí enviaba sus propuestas a editoriales de Valencia y Barcelona. “Tras salir, dibujaba en casa, en una hamaca, con un tablero encima”, recordaba el propio autor. Con 18 años publicó el cuadernillo El Juramento Sagrado, en la Editorial Valenciana, ambientado en la toma de Granada por los Reyes Católicos e inspirado en una popular novela, Los cien caballeros de Isabel la Católica (1931), de Rafael Pérez. Era el germen de El Guerrero del Antifaz.

El dibujante de 'El Guerrero del Antifaz', Manuel Gago, y sus hijos a finales de los años cincuenta.
El dibujante de 'El Guerrero del Antifaz', Manuel Gago, y sus hijos a finales de los años cincuenta.EDITORIAL DOLMEN

En un momento de escasez de papel y pocas licencias para publicar, nada presagiaba que en octubre de 1944 comenzaría una singladura de 22 años y 668 números. La censura franquista dio el visto bueno a la publicación de la Editorial Valenciana porque consideró que no atacaba “a la moral ni al régimen” ni tenía “valor literario o documental”.

En esas viñetas iniciales, ya con su popular grito de “¡Voto a bríos!”, cuando entraba en combate, había mucho texto y un trazo sencillo para contar cómo el conde de Roca vive en la desdicha desde que el malvado Alí-Kan, jefezuelo árabe, ha raptado a su esposa, embarazada. Años después, un misterioso joven anuncia al conde que su mujer fue asesinada por Alí-Kan, pero que antes de morir le reveló a él quién era. Sin embargo, el muchacho no puede quedarse con su padre porque durante años ha combatido del lado musulmán contra los cristianos. Así que para redimirse da un vuelco a su vida y decide pelear contra los moros, pero por su cuenta, porque los cristianos lo ven como un renegado, y decide hacerlo enmascarado. Ha nacido el Guerrero del Antifaz, de cuyos números más exitosos se llegaron a distribuir 800.000 ejemplares, informa Dolmen.

Página 1 restaurada del primer número de 'El Guerrero del Antifaz'.
Página 1 restaurada del primer número de 'El Guerrero del Antifaz'.EDITORIAL DOLMEN

Eduardo de Salazar, que junto al dibujante Miguel Quesada Ramos han dado continuidad al Guerrero con nuevas entregas, como El Impostor (2022) y El tesoro de Motamid (2023), señala que se trata de “un personaje trágico” y “mal entendido, tanto en el argumento como en la historia española del cómic”. “Es un hombre entre dos mundos, el musulmán y el cristiano, y en ambos muestra que hay buenos y malos. Hay quien piensa que era un personaje franquista, pero en sus viñetas no hay ideología. Gago lo ambientó en la Reconquista, pero en seguida lo sacó de ahí y le hizo recorrer medio mundo”.

Marisa Gago, hija del dibujante, añade por teléfono que su padre “era comunista en el sentido de que lo que ganaba lo repartía con su madre y sus hermanos”. “Jamás nos habló de la Guerra Civil. Solo supimos tiempo después que mis abuelas se habían conocido cuando llevaban comida a la cárcel a sus maridos”.

El tebeo, gracias a los niños de la posguerra, se convirtió en un éxito hasta el punto de que la familia se trasladó en 1946 a Valencia, donde estaba la editorial, que registró el nombre del héroe, algo que provocaría dolorosas consecuencias para Gago en el futuro. Este, como otros dibujantes de aquellos años, se multiplicaba para crear nuevos personajes, a lo que se sumó que el Guerrero pasó de quincenal a semanal.

Manuel Gago Quesada, hijo del dibujante, recuerda a su padre “pegado a su tablero desde las 9 de la mañana a las 12 de la noche, solo descansaba para comer”. Mientras que su hija se acuerda de verlo en la habitación dibujando en un tablero “colmado de lápices, plumillas, tinta china y otros utensilios” mientras ella estudiaba en una pequeña mesa a su lado. “No hablaba mucho. Tenía unas cuartillas en las que hacía dibujos y debajo ponía algo sobre el personaje”. Salazar apunta que el dibujante estaba tan afanado que hasta después de 200 números no se le ocurrió el nombre del personaje: Adolfo de Moncada.

Página del bloc de Manuel Gago en el que bocetaba los nuevos personajes de 'El Guerrero del Antifaz'.
Página del bloc de Manuel Gago en el que bocetaba los nuevos personajes de 'El Guerrero del Antifaz'.EDITORIAL DOLMEN

En los sesenta, los tebeos caen en ventas en España. Según la editorial Dolmen, fue por la televisión, pero Salazar ve otra causa. “Hasta los cincuenta, el franquismo no se ocupaba de las publicaciones infantiles, pero luego empezó a catalogar si tenían que ser para niños o para público juvenil, y se censura: había que suavizar la violencia, quitar algunas expresiones...”. La hija de Gago cuenta que oía bromear a su padre: “No sé si esto lo va a admitir el padre Vázquez”. Luego supo que se refería al apellido del censor.

A esto se sumó que “a la industria del cómic le salía más económico traer material de fuera que crearlo”, añade Salazar. El Guerrero desaparece en 1966 y Gago tiene que abrir una librería y se reconvierte en representante de la venta de cromos de una editorial que había creado con sus hermanos.

Portada de un número extra de 'El Guerrero del Antifaz', de diciembre de 1979, publicado por la Editorial Valenciana.
Portada de un número extra de 'El Guerrero del Antifaz', de diciembre de 1979, publicado por la Editorial Valenciana.EDITORIAL DOLMEN

En 1972, Editorial Valenciana reedita desde el primer número las aventuras del héroe, pero en color y formato vertical, y repite triunfo, a pesar de las reticencias del propio Gago. El dibujante combina las historietas de su personaje favorito con las de otros y a partir de 1979 se editan nuevas aventuras. Su actividad es extenuante.

A comienzos de 1980 le llegó una propuesta que le ilusionó: llevar al Guerrero al cine. “Vino a casa con un cheque de un millón de pesetas de anticipo”, dice su hija. “Estaba contentísimo, pero cuando lo estaba contando sonó el teléfono y era de la editorial, para decirle que ellos tenían registrado el personaje y que no se iba a hacer la película. Mi padre rompió el cheque en ese mismo momento”.

Página 16 y última, restaurada, del primer número de 'El Guerrero del Antifaz'
Página 16 y última, restaurada, del primer número de 'El Guerrero del Antifaz'EDITORIAL DOLMEN

Tras ese gran disgusto, las aventuras del Guerrero terminarían con la muerte de su creador. Enfermo, Gago vuelve, como de chaval, a dibujar desde la cama del hospital, pero esta vez no se recupera y fallece el 29 de diciembre de 1980, a los 55 años. Con el material anticipado, la editorial estiró al personaje hasta el 7 de febrero de 1981. El último número se titulaba La tragedia. Eran las últimas de las 27.000 páginas dibujadas por Gago.

Desde entonces, El Guerrero del Antifaz ha resucitado varias veces con resultado dispar y ha recibido tributos, como el de Carlos Giménez, autor de cómics míticos como Paracuellos o Los profesionales, en el que retrataba, precisamente, la dura vida del dibujante de tebeos en España. Giménez escribe, en uno de los nuevos volúmenes del Guerrero, que en la posguerra española “este fue, sin duda, el personaje que más éxito tuvo”. “Gago fue el inventor de un tipo de historieta imitado y seguido por muchos autores”.

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